85 AUSENCIAS
TESTIMONIOS DE FAMILIARES DE VÍCTIMAS DEL ATENTADO A LA AMIA
Silvana Alguea de Rodriguez
Gaby Rodríguez era una beba cuando la bomba estalló y se llevó a su mamá, Silvana Alguea de Rodríguez, una de las 85 personas asesinadas en el atentado a la AMIA. Por cada una de las víctimas fatales y los más de 300 heridos, decimos presente.
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Jorgito Antúnez
Una de las cosas que más recuerda Viviana de su hermano Jorge Antúnez, es que siempre lo oía cantar felizmente. Pero ahora todo es silencio. A través de su testimonio, recordamos a una de las 85 víctimas fatales.
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Moisés Gabriel Arazi
Moisés Gabriel Arazi estaba cursando el CBC, quería ser Analista de Sistemas. Mientras, trabajaba por su cuenta comprando y vendiendo mercadería, pero la situación estaba difícil. Ese lunes 18 de julio, decidió volver una vez más a anotarse en la Bolsa de Trabajo de AMIA. Total, qué perdía con probar. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Carlos Avendaño Bobadilla
Carlos Avendaño Bobadilla trabajaba en el sector Maestranza de la AMIA. Era un tipo tranquilo, paciente y muy habilidoso con las manos. "Yo pensaba que mi hermano era Rambo, que se iba a salvar. No perdí las esperanzas hasta último momento, creí que estaba escondido detrás de una caldera, que iba a salir", dijo su hermano, Luis, luego de que el atentado le quitase la vida.ar. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Yanina Averbuch
Yanina Averbuch vivía con pasión y compromiso lo que hacía. Planificada y metódica, estudiaba traductorado de inglés mientras trabajaba en la AMIA. Su hermano menor, Gustavo, extraña más que nada sus palabras.Porque no debemos olvidar, decimos presente.
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Naúm Band
Naúm Band se vino a Buenos Aires a los once años pero siguió siendo un entrerriano de pura cepa: aficionado al mate ya los sanguches. Le encantaba el aire libre y cada domingo iba con su familia al club CASA donde él hacía el asado. Trabajaba en el sector de vigilancia de la AMIA cuando el atentado le quitó la vida. Cada una de las 85 víctimas fatales del 18J tiene un nombre, un rostro y una historia que no debemos olvidar.
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Sebastián Barreiros
Cuando el atentado terrorista le quitó la vida a Sebastián estaba por terminar el jardín de infantes. A su mamá, Rosa, y a toda su familia, el atentado le arrancó la posibilidad de disfrutarlo y verlo crecer.
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David Barriga
Fabiola Barriga cuenta que su tío, David Barriga amaba la música, especialmente el acordeón, instrumento que sabía tocar muy bien. Cada vez que ella y su familia escuchan esas melodías lo recuerdan como si todavía es
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Hugo Basiglio
Hugo Basiglio por fin había conseguido un trabajo bien pago con el que iba a poder darle lo mejor a sus siete hijos. Sin embargo, el atentado le quitó la posibilidad de verlos crecer y de conocer a su dieciséis nietos. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Rebeca Behar de Jurín
Rebeca Behar de Jurín era una mujer solidaria, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitaba, fuera un familiar o un desconocido. Vecina de Pasteur, esa mañana del 18 de julio de 1994 pasaba justo por la cuadra cuando el atentado le quitó la vida. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Dora Belgorosky
Dora Belgorosky era Dorita, brava y exigente, pero muy amorosa, siempre dedicada a la familia. El atentado le quitó la posibilidad de ver a su nieto Martín, que recién acaba de nacer, y a él la chance de disfrutar de su abuela. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA, decimos presente.
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Favio Enrique Bermúdez
A Favio Enrique Bermúdez le decían "el Chango". Era una persona responsable, siempre estaba cuidando de su familia, especialmente a sus seis hermanos a los que había ayudado a criar. Cuando el atentado le quitó la vida, trabajaba en la imprenta de Chiesa y Galarraga, frente a la AMIA.
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Romina Bolan
Karina Bolan aprendió de su hermana a valorarse. Romina siempre destacaba lo mejor de todo el mundo. Tenía apenas 19 años y un gran futuro por delante hasta que, esa mañana del 18 de julio, bajó en la Estación Pasteur del Subte B y caminaba por la calle hacia la Facultad de Ciencias Económicas, donde se iba a inscribir para iniciar sus estudios universitarios.
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Emiliano Brikman
En palabras de sus hermanas, Emiliano Brikman era una persona maravillosa. Con el cariño y la admiración que se le tiene a los hermanos mayores, recuerdan como - cada vez que recibía un sueldo- llevaba a su casa alguna sorpresa. El día que explotó la bomba, Jessica recogió una piedra entre los escombros, el último contacto que tuvo con Emi.
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Gabriel Buttini
Julieta y Denisse tuvieron que crecer sin su papá y sin todas las cosas que amaban compartir con él. Tenían tan solo 10 y 7 años cuando el atentado se llevó la vida de Gabriel Buttini.
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Viviana Adela Casabé
Viviana Casabé tenía apenas 24 años cuando el atentado le arrancó la posibilidad de vivir. Su hermana, Marcela, le escribió estas palabras: "Queda también la impotencia, esta terrible y amarga impotencia de quienes te queremos y necesitamos, porque tenerte cerca fue una suerte que no puede ni podrá destruir ninguna pila de escombros".
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Paola Czyzewski
Ana María Blugerman de Czyzewski recuerda que su hija, Paola, era muy especial. De carácter fuerte, siempre estaba defendiendo a los más vulnerables y por eso estudiaba abogacía. Ese 18 de julio de 1994 visitaba el edificio de la AMIA por primera vez. Nunca pudo salir.
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Jacobo Chemauel
Jacobo "Cacho" Chemauel tenía 56 años y trabajaba en el sector de maestranza de la AMIA. Sobrevivió más de 30 horas entre los escombros. Mientras los rescatistas trabajaban para sacarlo, él les infundía coraje: “Vamos a salir muchachos”. Murió tres días después de haber sido rescatado. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Cristian Degtiar
Marina Degtiar cuenta que su hermano Cristian era su confidente; un ser inteligente y sencillo. Era todo lo que estaba bien y es todo lo que le falta. “La memoria y la conciencia colectiva serán la mejor defensa para que jamás volvamos a vivir el horror”, había escrito Cristian en un trabajo sobre el Holocausto.
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Diego De Pirro
Diego de Pirro tenía tan solo 23 años cuando lo asesinaron. Trabajaba y estudiaba Ciencias Económicas, le faltaban tres materias para recibir. Estaba de novio con Andrea y no se separaban nunca, hasta el 18 de julio de 1994.
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Ramón Nolberto Díaz
Ramón Nolberto Díaz, “Tito“, era entrerriano y muy católico. Todas las noches le rezaba a la virgencita que tenía sobre la mesa de luz y después le daba un beso. A Hilda, su mujer, le llamó la atención que la noche anterior al atentado, después de besarla, agarró otra vez su virgencita, la acarició y volvió a besarla, cosa que nunca, nunca hacía. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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Norberto Dubin
Para Jenifer, su papá, Norberto Ariel Dubín, era todo. Lo mejor de su vida y su ejemplo a seguir. Siempre la protegía y le recordaba que mantuviese la cabeza bien erguida. Desde que no está en su vida, lo extraña un poco más cada día. Porque no debemos olvidar, decimos presente.
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Faiwel Dyjament
Faiwel Dyjament había perdido recientemente su empleo por razones de edad y ese 18 de julio se dirigió a la Bolsa de Trabajo de AMIA, en busca de una nueva oportunidad. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que como sociedad no podemos olvidar.
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Aída Mónica Feldman de Goldfeler
Para Hilda Feldman, su hermana Aída Mónica Feldman de Goldfeler era como un sol. Le llevaba 12 años y, por eso, la veía como una hija: todo lo que Aída hacía le parecía especial. Vivir tantos años sin su hermana fue muy difícil, pero vivir sin justicia es aún peor.
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Alberto Fernández
Alberto Fernández tenía una panadería y trabajaba mucho, pero cuando llegaba a casa su familia era lo más importante. Ese verano planeaba viajar a España con su esposa y festejar los 25 años de casados. Nunca pudo hacerlo. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Martín Figueroa
Un día antes del atentado, Martín Figueroa le dijo a su esposa: “Nosotros lo tenemos todo, nos tenemos a nosotros, tenemos hijos, una nieta hermosa y sana, tenemos la casa, el coche, el trabajo, ¿qué nos falta...? Nada”. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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Ingrid Finkelchtein
Leonor Gutman de Finkelchtein tenía 42 años y quería terminar la secundaria para conseguir un buen empleo. Esa mañana del 18 de julio se encontraba con su hija Ingrid, de 18 años, en la Bolsa de Trabajo de AMIA. El atentado interrumpió sus sueños y proyectos para siempre.
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Leonor Gutman de Finkelchtein
Leonor Gutman de Finkelchtein tenía 42 años y quería terminar la secundaria para conseguir un buen empleo. Esa mañana del 18 de julio se encontraba con su hija Ingrid, de 18 años, en la Bolsa de Trabajo de AMIA. El atentado interrumpió sus sueños y proyectos para siempre.
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Fabián Furman
Para Adrián Furman, su hermano mayor, Fabián, era su example a seguir. Siempre trataba de imitar sus pasos en todo lo que hacía. Hoy daría lo que fuera por volver a escuchar su voz una vez más.
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Guillermo Benigno Galarraga
A Guillermo Benigno Galarraga le decían Willy o "el Pintón" porque siempre andaba bien vestido. Simpático y sociable, le encantaba ir a fiestas y reuniones. Su sobrina, Agustina, lo recuerda con su sonrisa que lo caracterizaba. Era propietario de una imprenta que estaba instalada junto frente a la AMIA, ahí estaba reunido cuando el atentado le quitó la vida. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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Erwin García Tenorio
Erwin García Tenorio había llegado desde Bolivia con el sueño de trabajar y ayudar a su familia. Esa mañana fatídica, el atentado lo encontró trabajando como albañil en las refacciones que se estaban realizando dentro del edificio de la AMIA.
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José Enrique Ginsberg
José Enrique Ginsberg, Kuky, era el jefe de Sepelios de AMIA y estaba muy comprometido con su trabajo y con la comunidad. Su hijo mayor, Matías, estaba próximo a hacer su Bar Mitzvá y eso lo ilusionaba mucho. No hablaba de otra cosa. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Cynthia Verónica Goldenberg
Hernán recuerda que su hermana, Cynthia Verónica Goldenberg, era una persona especial. Naturalmente buena y presente para quien la necesitase, siempre tenía un rato para charlar. El atentado les quitó la posibilidad de disfrutar de esa relación para siempre. Porque no debemos olvidar, decimos presente.
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Andrea Guterman
Andrea era porteña, pero soñaba con irse a vivir al interior del país, fundar un jardín de infantes y vivir en contacto con la gente y la naturaleza. Su mamá, Sofía Guterman, nunca pudo ver a su hija cumplir sus proyectos.
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Silvia Leonor Hersalis
Patricia recuerda que su hermana, Silvia Leonor Hersalis, era sobre todas las cosas una muy buena madre. Le encantaba tejer y confeccionaba ella misma casi toda la ropa para su bebé. Ese 18 de julio estaba buscando empleo en la Bolsa de Trabajo de la AMIA para sostener a su familia cuando el atentado terrorista le arruinó sus sueños de vida. Porque no debemos olvidar, decimos presente.
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Carlos Hilú
El atentado arrancó a Carlos Hilú de las vidas de sus hijas, Denisse, Maia y Abi, cuando tenían tan solo 8, 4 y 2 años. Tuvieron que crecer con esa tremenda ausencia, evitando siquiera mencionar la palabra "papá". Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA, decimos presente.
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Emilia Jakubiec de Lewczuk
Osvaldo Lewczuk sabe que heredó muchas cosas de su tía Emilia Jakubiec, como el gusto por la lectura y su sentido de responsabilidad y amor al prójimo. Sabe también que vivir sin ella, y sin justicia es una carga demasiado pesada para soportar.
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María Luisa Jaworski
Matilde, Blanca y Leopoldo recuerdan distintos aspectos de María Luisa Jaworski. Que era una alegría verla cantar y bailar, que cocinaba muy rico, y que era trabajadora y dedicada a la familia. Hoy la llevan en un rincón del corazón.
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Augusto Daniel Jesus
Cecilia Jesus Löwer perdió a su tía y a su primo en el atentado a la AMIA: María Lourdes y Daniel Augusto. Hoy tiene que vivir con el dolor de saber que nunca pudieron cumplir sus sueños ni anhelos.
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María Lourdes Jesus
Cecilia Jesus Löwer perdió a su tía y a su primo en el atentado a la AMIA: María Lourdes y Daniel Augusto. Hoy tiene que vivir con el dolor de saber que nunca pudieron cumplir sus sueños ni anhelos.
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Analía Josch
Cuando apenas tenía 13 años, Pablo perdió en el atentado a sus dos hermanas, Analía y Carla Josch. Hoy sigue imaginando cada día cómo serían si todavía estuviesen vivas. Recordamos a las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos del ataque terrorista del 18 de julio 1994.
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Carla Josch
Cuando apenas tenía 13 años, Pablo perdió en el atentado a sus dos hermanas, Analía y Carla Josch. Hoy sigue imaginando cada día cómo serían si todavía estuviesen vivas. Recordamos a las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos del ataque terrorista del 18 de julio 1994.
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Sofía Elena Kastika
Para Matilde Marta Pinto, Sofía Elena Kastika -o Elen como amaba que la llamaran- era, más que su prima, su hermana. Nada ni nadie pudo llenar el vacío que dejó su ausencia. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Esther Klin
Gabriel Fail recuerda que su mamá, Esther Klin, siempre estaba presente para la familia. Dedicada y confidente, además de ser su mamá era su amiga, podía hablar de cualquier tema con ella. La tiene presente todos los días, en sus rezos y en su corazón. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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León Knorpel
Sergio Daniel Knorpel compartía muchas cosas con su papá, León. Desde el amor por el aire libre y los campamentos, hasta el gusto por la carpintería. Por cada actividad que ya no pueden hacer juntos, lo extraña un poco más. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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Berta Kozuk de Losz
De su mamá, Berta Kozuk De Losz, Fernando cuenta como siempre estaba cuidando de todos, chicos y grandes, con un mimo o una palabra cariñosa. Cocinaba muy rico y tenía un gran recetario de comida judía: latkes de papa, guefilte fish y kijalaj. Hasta el día de hoy todavía no pudieron reproducir sus comidas, ni los aromas de su cocina. Cada una de las 85 víctimas fatales del 18J tiene un nombre, un rostro y una historia que no debemos olvidar.
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Luis Kupchik
Estefanía tenía tan solo 10 años cuando mataron a su papá, Luis Fernando Kupchik, en el atentado a la AMIA. Se quedó para siempre con las ganas de compartir más momentos con él, de disfrutar de la vida juntos. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Agustín Diego Lew
Agustín Diego Lew era un gran protector de su hermano Nicolás. Tenía tan sólo 21 años cuando el atentado le quitó la vida, separándolo de su hermano y de su familia para siempre. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Andrés Malamud
Andrés Malamud tenía 37 años y muchas ganas de vivir. Estaba casado con Diana y tenía dos hijas: Débora y Astrid, de cinco y tres años. Tenía toda una vida por delante, repleta de proyectos. Era arquitecto, desde marzo dirigía las refacciones del edificio de la AMIA y los trabajos ya casi estaban terminados. Porque tenemos memoria, exigimos justicia.
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Gregorio Melman "Héshele"
Gregorio Melman "Héshele" era uno de los responsables de la vigilancia del edificio de la AMIA y siempre estaba cuidando de los demás, en especial de su hija Valeria. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales.
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Ileana Mercovich
Javier cuenta que su hermana, Ileana Mercovich, era dulce y generosa. Tenía tan solo 21 años pero ya tenía planes para su futuro: quería casarse, formar familia, y desarrollar su carrera de fotógrafa y diseño de indumentaria. Todos esos sueños quedaron en la nada. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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Naon Buby Mirochnik
A Naon "Buby" Mirochnik el atentado le quitó la posibilidad de vivir y compartir las cosas que amaba con su familia. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales.
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Mónica Nudel
Mónica Nudel era una mujer muy activa. Con un espíritu inquieto y siempre con algún proyecto por delante. Se había recibido como instrumentadora quirúrgica en el Hospital Ramón Carrillo. Constantemente buscaba espacios para formarse y crecer. El 13 de julio de 1994, Mónica festejó sus 36 años. Le encantaba la moda, recorrer la ciudad y poder manejar sus horarios. En el último tiempo, había decidido dedicarse a la venta personalizada de ropa. Esa mañana había ido a Once a mirar mercadería. Porque tenemos memoria, exigimos justicia.
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Elías Palti
Elías Alberto Palti tuvo que hacerse cargo, junto a su mamá, de la casa en la que vivía con sus dos hermanos. En el momento en el que el atentado le quitó la vida, tenía una hija de 7 años, Ludmila, que tuvo que crecer sin el cariño y la compañía de su papá. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Germán Parsons
Lía recuerda que su hermano, Germán Parsons, era una persona sumamente talentosa. Artista plástico, tenía una carrera prometedora y trabajaba en cine, publicidad, televisión y teatro. Estaba lleno de sueños y proyectos que nunca pudo realizar. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Rosita Perelmutter
Marcos Perelmutter recuerda que su tía, Rosita Perelmutter, era especialmente sociable, le encantaba interactuar con la gente. Trabajaba como telefonista y recepcionista en AMIA en el momento en el que el atentado le quitó la vida. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales.
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Fernando Roberto Pérez
Fernando Roberto Pérez tenía 47 años. Era plomero y gasista. Se está trabajando en las refacciones de la AMIA cuando la bomba explotó, quitándole la vida. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Jaime Plaksin
Para Alberto Abadi, hablar de Jaime Plaksin, su suegro, es hablar de honestidad y compromiso. Y es que más que su suegro, era su amigo. Con él podía compartir chistes, viajes y juegos de billar. Toda su familia lo extraña como si fuera el primer día. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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Silvia Inés Portnoy
Silvia Inés Portnoy llegó a Buenos Aires desde Concordia para construir un nuevo futuro. Había empezado los trámites para irse a vivir a Israel y buscaba un trabajo para ahorrar plata para el viaje. Esa fría mañana del 18 de julio se encontraba en la Bolsa de Trabajo de la AMIA cuando fue asesinada. Nunca pudo llevar adelante el proyecto de vida que tanto deseaba. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Olegario Ramirez
María de los Ángeles extraña la presencia de su papá. Olegario Ramírez trabajaba desde la madrugada hasta la noche y no veía la hora de volver a su casa para jugar con sus hijos. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Noemí Graciela Reisfeld
Con tan solo 17 años, Noemí Reisfeld había tenido que exiliarse del país, empujada por las persecuciones de la última dictadura militar. Cuando volvió, tuvo dos hijas - Ana Clara y Lucía- y luchó mucho para sacar a su familia adelante. Acababa de conseguir un trabajo en el Servicio Social de AMIA cuando el atentado le arrancó la vida. Cada una de las 85 víctimas fatales del 18J tiene un nombre, un rostro y una historia que no debemos olvidar.
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Félix Roisman
Félix Roisman era químico, investigador del CONICET y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Con mucho esfuerzo y dedicación, había logrado una trayectoria profesional destacable. Esa mañana del 18 de julio, caminaba hacia su trabajo cuando pasó por la puerta de la AMIA y se convirtió en una de las 85 víctimas. Porque no debemos olvidar, decimos presente.
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Marisa Said
Andrés Said extraña los almuerzos familiares con su mamá y su hermana, Marisa Raquel. Cuando se sentaban en la mesa, les encantaba escuchar la música de Pimpinela. Cada vez que vuelve a escuchar esas melodías, Andrés recuerda los momentos juntos que nunca más van a poder compartir. Seguimos reclamando justicia por las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Ricardo Said
Vanesa recuerda que su papá, Ricardo Said, era una persona solidaria, con muchas ganas de hacer y de dar. Era amiguero y muy querido por todos los que lo conocían. No puede evitar pensarlo con alegría, por todo lo que compartieron juntos, y tristeza, por todo lo que se perdió. Cada una de las 85 víctimas fatales del atentado a la AMIA tiene un nombre y una historia que no podemos olvidar.
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Rimar Salazar Mendoza
Rimar Salazar Mendoza había llegado de Bolivia en febrero con su mujer Leonor y sus dos hijos, Rimar de cinco años y Dorian de tres. Estaba muy ilusionado con lo que había conseguido en la Argentina. “Si sigo así, voy a poder comprarme un terrenito”, le dijo a Everth, su primo, unos días antes del atentado. Hace pocos días había logrado alquilar una piecita para su familia. Sólo pudo dormir allí dos noches. Porque no debemos olvidar, #DecimosPresente
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Fabián Schalit
Gustavo Grinblat perdió a sus dos primos en el atentado a la AMIA: Pablo y Fabián Schalit. Esa mañana los tres iban a hacer los trámites para dar entierro a su zeide, que había fallecido a la madrugada. Gustavo no llegó a ir. Pablo y Fabián nunca volvieron. Porque no debemos olvidar, decimos presente.
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Pablo Schalit
Gustavo Grinblat perdió a sus dos primos en el atentado a la AMIA: Pablo y Fabián Schalit. Esa mañana los tres iban a hacer los trámites para dar entierro a su zeide, que había fallecido a la madrugada. Gustavo no llegó a ir. Pablo y Fabián nunca volvieron. Porque no debemos olvidar, decimos presente.
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Mauricio Schiber
Mauricio Schiber, uno de los encargados de la vigilancia de la AMIA, tenía dos nietos –Diego de ocho años y Leandro, de casi dos- por los que se desvivía. Con el más grande jugaba al ajedrez, aunque casi siempre perdía, y con el chiquito prefería dormir la siesta. El atentado le arrancó la posibilidad de verlos crecer, y a los chicos, de disfrutar de su abuelo. Porque no debemos olvidar, decimos pesente.
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Nestor Américo Serena
Agustín sabe que su papá, Néstor Américo Serena, era sobre todo una buena persona. Amante de los fierros y de las películas de comedia, siempre era fácil sacarle una carcajada. Hasta el día de hoy Agustín no puede explicarle a sus hijos por qué no pueden disfrutar de su abuelo. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Mirta Strier
A Mirta Strier el atentado terrorista le robó la posibilidad de ver crecer a sus hijos. Por el recuerdo de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos, decimos presente.
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Liliana Szwimer
Liliana Szwimer tenía tan sólo 22 años y toda la vida por delante. Susana, su mamá, cuenta que estudiaba diseño gráfico en ORT y trabajaba en una imprenta cuando el atentado terrorista le quitó la vida. Susana sigue buscando justicia por su hija. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Naum Javier Tenenbaum
Naum Javier Tenenbaum había hecho todo muy rápido en la vida: se recibió de abogado a los 22 años, se casó y enseguida tuvo tres hijas. Observante y estudioso de las tradiciones, consultar las fuentes judías era para él una tarea cotidiana. Ese 18 de julio había ido a la AMIA a organizar los shloishim de su padre, ceremonia que se realiza a un mes de la muerte de un ser querido, cuando fue asesinado.
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Juan Carlos Terranova
Elba y su esposo, Juan Carlos Terranova, tenían un montón de proyectos hermosos que querían hacer. Tiempo antes del atentado, ella le sugirió retomar sus clases de acordeón o piano. Nunca pudo volver a disfrutar de la vida juntos. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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Graciela Berelejis de Toer
Graciela Berelejis de Toer (44) y Mariela Toer (19) eran madre e hija. La fría mañana del atentado, esperaban ser atendidas en la Bolsa de Trabajo de la AMIA en busca de una nueva oportunidad laboral para estar mejor.
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Mariela Toer
Graciela Berelejis de Toer (44) y Mariela Toer (19) eran madre e hija. La fría mañana del atentado, esperaban ser atendidas en la Bolsa de Trabajo de la AMIA en busca de una nueva oportunidad laboral para estar mejor.
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Marta Treibman
Ariela conserva aún muchas cosas de su hermana, Marta Treibman. Una cajita de música de cuando tenían 12 años y una cajonerita de madera para guardar recuerdos. Sin embargo, no necesita objetos para recordarla. La extraña cada día con más fuerza y dolor. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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Ángel Ubfal
Rosa Ubfal recuerda que su hermano Ángel Claudio era una persona sumamente solidaria. Empleado de la AMIA, trabajaba en el área de Sepelios. Rosa destaca que Ángel era muy querido por sus familiares y amigos. Hincha de boca, le gustaba hacer asados y los campamentos. Disfrutaba del jazz y siempre tenía un libro debajo del brazo. Uno de sus anhelos era estudiar abogacía y tener hijos con su esposa Marita. El 18 de julio sus proyectos se vieron interrumpidos. Porque tenemos memoria, exigimos justicia.
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Juan Vela Ramos
Sandy perdió a su papá y a su tío, Juan y Eugenio Vela Ramos, en el atentado a la AMIA. De ellos solo pudo conocer las cosas que le contaron. Que su papá era muy alegre y tenía una voz bonita. Que su tío era un deportista muy talentoso. Nunca tuvo la oportunidad de conocerlos y compartir su vida con ellos. A 27 años, recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Eugenio Vela Ramos
Sandy perdió a su papá y a su tío, Juan y Eugenio Vela Ramos, en el atentado a la AMIA. De ellos solo pudo conocer las cosas que le contaron. Que su papá era muy alegre y tenía una voz bonita. Que su tío era un deportista muy talentoso. Nunca tuvo la oportunidad de conocerlos y compartir su vida con ellos. A 27 años, recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Gustavo Velázquez
Horacio Velázquez perdió a toda su familia en el atentado: a su mujer, Isabel Núñez de Velázquez y a su hijo, Gustavo. Hoy tiene que vivir todos los días sin ellos, y sin justicia. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Isabel Nuñez de Velázquez
Horacio Velázquez perdió a toda su familia en el atentado: a su mujer, Isabel Núñez de Velázquez y a su hijo, Gustavo. Hoy tiene que vivir todos los días sin ellos, y sin justicia. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Danilo Villaverde
Danilo Villaverde había viajado a Buenos Aires desde Santa Fe para ver a los Guns ´N Roses y decidió quedarse para construir ahí un mejor futuro. Era muy cercano a su familia y en sus 20 años de vida dejó una marca en todos ellos. Danna, su sobrina, que heredó su carácter, y cada uno de sus seres queridos no paran de extrañarlo. Por la memoria de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista a la AMIA.
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Julia Susana Wolynski de Kreiman
Julia Susana Wolynski de Kreiman, Susy, le hace falta a su familia, a sus amigas, a los chicos del jardín de infantes que fundó y a los beneficiarios del programa de asistencia social que llevaba adelante. Marianella, su hija, no para de extrañarla.
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Rita Worona
Rita Worona era una mujer coqueta y amable, de una gran sonrisa. Tenía 37 años y se desvivía por su dos hijos, Mariano y Romina. Trabajaba en el área de Sepelios de la AMIA cuando el atentado le quitó la vida, arrancándola para siempre de la de sus hijos y su familia. Recordamos a cada una de las 85 víctimas fatales y los más de 300 heridos.
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Adhemar Zarate Loayza
Adhemar Zárate Loayza tenía 31 años. Había venido al país desde Bolivia en busca de una oportunidad laboral para tener un mejor futuro. Trabajaba como albañil en las refacciones de la AMIA cuando el atentado le quitó la vida. Cada una de las 85 víctimas fatales del 18J tiene un nombre, un rostro y una historia que no debemos olvidar.
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